viernes, 15 de agosto de 2014

La cultura del transporte: ¿un regreso a los orígenes?

Si la vida moderna se antoja imposible sin una logística moderna, directamente sería inconcebible sin un sistema integral de transporte.
Es curioso notar cómo, si para su desarrollo la cultura no pudo prescindir del movimiento -y por ende de una logística que evolucionó desde la básica separación que el hombre primitivo hacía del lugar para el fuego de los lugares destinados para los alimentos y los objetos para la vida cotidiana (indumentaria, utensilios, etc.)-, para su difusión tampoco pudo prescindir del transporte.
Las mismas piernas del hombre derivaron gran parte de su trabajo -y del peso de éste- en los lomos de los animales de carga, y más adelante en la invención de la rueda. Las ruedas de piedra dejaron lugar para las de madera, más livianas y fáciles de labrar.
Paralelamente, el hombre se animó a surcar los ríos, luego los lagos, más adelante los mares. Al principio a nado, después con  troncos unidos, posteriormente con los barcos. Los fenicios fueron verdaderos adelantados en este último medio, y se los puede considerar el primer pueblo netamente marítimo mercante en la historia.
El transporte fue muy favorecido en el aspecto vial por los romanos, los primeros en forjar una infraestructura razonablemente mantenida y durable con vías como la Apia, mojones de distancia, lugares de descanso establecidos. Pero, curiosamente, el desarrollo del transporte en sí no varió demasiado hasta la época de la Revolución Industrial, cuyo fomento de la siderurgia posibilitaría la creación de la combustión a vapor y -fundamentalmente- el ferrocarril. A partir de lo cual el transporte ya no volvería a ser como antes.
El siglo XX vivió una auténtica explosión del transporte con los primeros modelos de automóviles pensados para el uso masivo -entre los que picaron en punta los Ford y los Mercedes Benz-, y no mucho más tarde con los primeros modelos de aviación (que, aunque no fuera el objetivo original, terminaron demostrándose como factor decisivo en las guerras mundiales).
Hoy el transporte a nivel mundial supone un sistema complejísimo, incluso con sistemas integrados propios en las grandes ciudades.
Pero lo singular en este siglo XXI es la promoción de usos más racionales del transporte (con políticas como estacionamientos medidos, fijación de días de ingreso a los centros urbanos, prácticas como el car pooling), a la vez que surgen como alternativas otros más simples como el ciclismo (del que Amsterdam, y por extensión Holanda, han representado una vanguardia mundial) e incluso los patines y patinetas. Y, para completar, la creciente peatonalización de cascos históricos (como se puede apreciar en estos años en Buenos Aires). Para que las personas vuelvan a caminar. A los orígenes.
Más alllá de la relación  de cada cual con el transporte (y de su correspondiente opinión personal sobre el mismo), la vida moderna provee oportunidades para conocer el panorama del transporte, sus proyecciones y posibilidades. Por ejemplo, en Expo Transporte - a celebrarse en La Rural de Buenos Aires, los próximos 15 al 18 de octubre- ; y para interiorizarse y programar una visita ya se puede recabar información en www.expotransporte.com.ar

OM

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